A través de este texto titulado “El Hombre que ríe: Biografía política de Carlos Federico Ruckauf” cuya autoría corresponde a Hernán López Echagüe quien nació en La Plata en 1956. Fue redactor de las revistas Humor y El Periodista, pertenecientes al diario Página 12. Escribió guiones televisivos para programas periodísticos, entre ellos, Los Argentinos y Edición Plus. Entre sus libros se destacan: “El Otro”(1996), “Detrás de la máscara”(1998). En 1994 recibió el premio León Felipe por la libertad de expresión y el segundo premio en el concurso Ortega y Gasset de Periodismo, que todos los años organiza el diario El País, de España.
Con “El Hombre que ríe”, el autor propone una investigación reveladora y apasionante acerca de la vida política de quien fuera nuestro Vicepresidente, don Carlos Federico Ruckauf en el período 1995-1999, secundando en la fórmula a Carlos Menem. Aquél personaje de nuestra historia contemporánea, descarnado y asombroso; ayuda a vislumbrar los pliegues más secretos de esta clase de políticos en el paso por el poder.
Comenzando, desde su cargo en el Ministerio de Trabajo, en los tiempos de la señora María Estela Martínez de Perón (para algunos, Isabelita), durante el año 1975. Seguidamente, el autor, revela una serie de hechos hasta ahora desconocidos: la protección que recibió del almirante Emilio Massera durante la sangrienta dictadura; la amistad provechosa y oculta que tendió con Alfredo Yabrán; el increíble desvío de un crédito millonario durante su gestión como embajador en Italia; su cuestionado desempeño en la presidencia del Senado de la Nación, donde volvió célebre un ocurrente apotegma: “En la vida, lo importante son las tres P: prestigio, poder y plata”. Estimará prudente buscar los servicios de una serie de hombres dignos de ser temidos, de personajes más emparentados con la maquinación secreta, con la violencia y el oscurantismo.
López Echagüe, en la introducción titulada –El Hombre de la foto-, escribe: “…Y llegará, por fin, a la asunción del gobierno de la provincia de Buenos Aires…”. “…lo hará, desde luego, exhibiendo continuamente su indefinible sonrisa. Tan blanca. Tan fresca y fulgurosa. Esa que suele arrojar al abismo. Y de la que se ocupa esta historia”.
Al recorrer las páginas de esta obra, viene a mi mente, un fragmento de un ensayo sobre la ceguera, escrito por José Saramago que prácticamente se resume así: Morimos de enfermedades, de accidentes, de casualidades. Y ahora moriremos también porque estamos ciegos, quiero decir que moriremos de ceguera y cáncer, de ceguera y tuberculosis, de ceguera y sida, de ceguera e infarto, las enfermedades podrán ser diferentes de persona a persona, pero lo que verdaderamente nos está matando ahora es la ceguera…
Ciertamente, que con la información adquirida en este libro, las fuentes que el autor consulta, las entrevistas realizadas, los testimonios, se encuentra la explicación de todo un proceso de más de veinte años, en el cual, todos los argentinos hemos sido víctimas de una gran estafa pública. Desde poco antes de la dictadura militar, hasta el 20 de diciembre de 2001, con el solo hecho de leer “El Hombre que ríe” comprenderemos el motivo que nos llevó a lo acontecido en esa fecha: la ceguera.
Al contemplar en días anteriores, sobre el avance de la causa de la actuación de “La Triple A”, durante el gobierno de Isabel Perón; motivaron a que tomara este libro, y sirviera de disparador para que buscara en mi memoria a largo a plazo, datos que tenía por haberlos escuchado o por comentarios de mis padres, hermanos, amigos.
Fue precisamente el entorno que rodea a la presente historia: la amistad con el señor Yabrán y sus “negocios” con el poder. El personaje nefasto de López Rega con su mentada Triple A; la protección del almirante Massera (presidente de facto). Personajes, todos estos, que me transportan a esa época, en la cual, si bien era muy pequeño; mi familia, mis lecturas, mi interés personal por saber que había sucedido con nuestro pueblo. Todo esto más lo que hoy se difunde, gracias a Dios, por todos los medios de comunicación, mi paso por la Facultad de Derecho, se encargaron de que pudiera conocer con veracidad esta parte nefasta de la historia de nuestro país. Son hechos horrorosos que se incorporaron a la memoria colectiva, y por ende, a mi memoria.
En otro orden, lo que influyó a tomar este libro y leerlo, es mi propio interés sobre todos estos temas, que hacen, nada más, y nada menos; a la historia de este país: mi país, nuestro país. Y a través del aprendizaje de la historia, será que nuestros hijos, no vuelvan a repetirla: porque los pueblos que no poseen memoria, repiten la historia.-
JGLCOM